jueves, 23 de abril de 2009

Ansiedad y frustraccion Cap 8



Entre muchas cosas que incluye el carácter de un cristiano; como el amor y la humildad, tenemos el confiar en Dios.
Lo opuesto a esto es la ansiedad y frustracion, Dios habla de esto en pasajes como:
"No temáis..." , "Por nada estéis afanosos...", "Echad sobre el toda vuestra ansiedad..." Mateo 10:31; Lucas 12:7; Filipenses 4:6; 1 Pedro5:7.
Porque reaccionar con ansiedad ante ciertas circunstancias es pecado?
Cuando estamos en una circunstancia que nos trae preocupación o ansiedad, podemos creer que Dios no cuida de nosotros, desconfiamos de El o creemos que en verdad no nos ama.
No podemos evitar las circunstancias adversas que nos estresan o traen preocupación, pero la respuesta a ellas habla mucho de nuestras convicciones y fe.

Debemos identificar las circunstancias que nos ponen ansiosos, así podríamos identificar mas que una desconfianza de Dios, una falta de voluntad de someternos y a aceptar con gozo su agenda en nuestra vida.
Si una situación preocupante ocupa nuestros pensamientos por no ver solución aparente, también borrar las promesas de Dios de nuestra mente.
Otra forma en la que podemos responder incorrectamente es con disgusto o enojo, debido a que nos centramos mas en la causa inmediata que nos frustra, y no soportamos la idea de que nos suceda a nosotros.

Podemos identificar los pecados o pensamientos que nos llevan a responder incorrectamente ante las circunstancias adversas. Algunas de ellas pueden ser, egoísmo, tener por encima nuestros deseos de la voluntad de Dios, querer las cosas a nuestra manera en nuestro tiempo.

Nuestro mayor problema es someternos a la voluntad de Dios, confiando en ella como lo mejor para nosotros, esto como lo vimos en un principio, es una característica de la madurez cristiana. Esto es el entendimiento de la voluntad del Señor, la convicción de su sabiduría, de su santidad, de su soberanía y su bondad. Haciendo esto nuestros propósitos y deseos pueden hacerse a un lado, con el deseo principal de que se haga la voluntad de Dios. La falta de esta madurez solo nos lleva a responder en impaciencia, resentimiento y queja.

Oremos por las circunstancias, pidiendo de ser posible se no quiten, pero aceptando cualquiera sea la voluntad de Dios. Pedir Fe y un corazón sumiso a sus planes, pedir nos enseñe como responder y que podamos aprender. Que nuestra forma de responder ante las circunstancias reflejen nuestro conocimiento y entendimiento de la voluntad de Dios.

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